Más de cinco siglos nos observan desde la fachada de este palacio asturiano que ha recuperado su antiguo esplendor barroco e isabelino tras una minuciosa restauración en la que han intervenido todos los oficios. Como en tiempos del emperador Carlos V, un nutrido ejército de artesanos, arquitectos, decoradores y botánicos dio nueva vida a sus aristocráticos salones y jardines, escenario privilegiado de grandes rodajes de cine e inolvidables fiestas de sociedad.
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